Al solicitar algo “por favor”, estamos pidiendo una ayuda, un socorro y suena a una “necesidad”, en otras palabras a un acto de clemencia que proviene de una “conversación” de “escasez”, esto es, tener una conversación interna de: “no me alcanza”, “es insuficiente”, “me hace falta”.
Para que el favor sea concedido, dependerá de la sintonía de los sentimientos, emociones, creencias, estado y circunstancias de las personas involucradas. En el mejor de los casos, el favor será un acto de amor, un sacrificio, pero el hecho de haberlo pedido, lo deja en calidad de “favor”, de ayuda o socorro.
En otros casos, puede caerse en una posición clara de “manipulación”, tanto por el que lo solicita como por el que lo realiza. Llegamos incluso a realizarlos en forma molesta o buscando un beneficio posterior, incluso los cobramos, ahora me debes un favor… es una frase común.
Hace unos meses, Antonio Velasco Piña, (autor de 2 de Octubre no se olvida y Tlacaelel, el Azteca entre los aztecas, entre otros libros.); transmitía en una conferencia del cambio de era que estamos experimentando, estamos pasando de la era del borreguismo, a una era “Sagrada”. Y propone, para vivirla, el hecho de convertir todo en “Sagrado”, esto es, su propuesta consiste en “sacralizar” todos nuestros actos.
Imaginemos por un momento que todo lo que pensamos, decimos o hacemos, sea una ceremonia sagrada. Para conseguirlo, se requiere estar 100% presente en cuerpo, mente y espíritu y “operar” desde el sentimiento del amor.
Para lograrlo, propongo que cambiemos de pedir las cosas de “por favor” a pedirlas “por amor”.
De esta forma aseguramos que:
- Todo lo que pidamos, será un acto de amor.
- Todo lo que hagamos para alguien, será también un acto de amor, un acto sagrado.
- Evitaremos pedir desde la conversación de escasez y pasaremos en automático a pedir algo que queremos.
- Se elimine la manipulación y el control de saldos de favores por cobrar o por pagar.
¿Aceptas la propuesta?
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